lunes, 4 de octubre de 2010

RAZONES PARA VOTAR ANGLADA

PORQUE PRETENDEN OCULTARNOS LA REALIDAD


Los medios de comunicación a veces nos engañan o no nos muestran toda la realidad. Sólo muestran la realidad sesgada, des del punto de vista del “bonismo” exagerado instaurado por la izquierda en nuestra sociedad.
Hace pocos días pude leer, con estupor por mi parte, un artículo en el cuál se afirmaba, sin pudor alguno, que cuando los inmigrantes llegaron a España nosotros vivíamos en viviendas que eran poca cosa más que simples chabolas. Y ellos construyeron todas las viviendas que existen actualmente en nuestro país.
Esto resulta ser una gran estupidez, quizás la mayor que he leído nunca. Y lo peor es que si alguien se atreve a escribirlo es que quizás se lo cree Y si se cree esta animalada seguramente también se debe creer otras.

Y existen muchos aspectos que no se comentan aunque sean totalmente reales, o que poca gente se atreve a explicar porque quizás no sea “políticamente correcto”.

Por ejemplo, no se comenta mucho la realidad de la distribución actual de las viviendas. Cuando los inmigrantes comenzaron a llegar, de forma cada vez más masiva, no existían tantas casas adosadas como ahora. ¿Por qué razón se pusieron tan de moda? La respuesta es muy simple. Cuando las personas autóctonas que vivían en bloques de pisos comenzaron a convivir con los inmigrantes, se dieron cuenta de las dificultades de convivencia que aparecían. Además del choque de culturas, había otros factores. Sufrieron algunas de las “costumbres” más arraigadas en muchos de ellos (no en todos, claro está), sobre todo de ciertas procedencias: no pagar las cuotas de la Comunidad de Propietarios, dañar los espacios comunes, ensuciar y no limpiar, no hacer caso de lo que se les dice... Y entre todos estos factores provocaron que las personas que económicamente se lo podían permitir decidieran adquirir una de estas casas adosadas; para poder vivir sin este tipo de vecinos en el mismo edificio. Ésta era la única opción que se lo aseguraba, ya que también podían haber ido a vivir a otro edificio de pisos donde no vivieran inmigrantes; pero podía suceder que un tiempo más tarde fueran a vivir también allí, como después sucedió. No hicieron la mudanza por placer, sino por necesidad.
Con el paso del tiempo más personas autóctonas eligieron esta opción, tan pronto como les fue posible. Y de los que todavía no lo han hecho, la inmensa mayoría sueñan despiertos que les toca la lotería y también pueden realizar este cambio. Sólo el destino sabe si este acontecimiento se producirá en el futuro, o no.

Pero esto no lo explican en las noticias. No aparece en los periódicos. La gente no se atreve a comentarlo por la calle porque si se quejan reciben siempre la misma respuesta: “Pues cambia de vivienda”. Pero ésta no es la solución. Esto es hacer como un avestruz y esconder la cabeza bajo el ala. Lo único que hacen con esto es mirar hacia otro lado. Pero el problema continúa estando allí. Y cada vez se hace mayor. Y entonces son cada vez menos las personas que quedan viviendo en barrios “invadidos”.
Y esto no es racismo. No es xenofobia. Es la realidad. La pura y dura realidad. La realidad que día tras día sufren en silencio muchas y muchas personas. Y muchas de ellas son personas de edad avanzada que no pueden cambiar de vivienda. Y lo sufren en silencio porque no se atreven a quejarse a sus vecinos por temor a que les hagan algo. Porque son ya mayores, en muchos casos están enfermas, y no quieren enfrentamientos, ya que se encuentran solas y se sienten indefensas.

Las personas que les apoyan cambiarían de opinión si tuvieran que convivir con ellos. Pero, como no es así, les defienden.
Los políticos y las personas que les apoyan viven en sus casas más o menos lujosas, en barrios de alto standing, en urbanizaciones “pijas”. Pero en ninguna de estas ubicaciones tienen vecinos inmigrantes.
Muchos políticos únicamente ven a los inmigrantes en las reuniones o encuentros “multiculturales” o de la “alianza de las civilizaciones”; chorradas inventadas por los socialistas. Allí todo son risas y buenas palabras, pero cuando los políticos se dan la vuelta, ellos hacen lo que les da la gana, como siempre.

Yo invitaría a estos políticos, miembros de Cáritas y otras asociaciones que única y exclusivamente ayudan a los inmigrantes (ver mi tercer artículo, titulado “Un caso real”, y los que próximamente publicaré), a convivir unos cuantos días en los pisos de todas aquellas personas que sufrimos sus “costumbres”. ¡Veríais como pronto cambiarían de opinión!
Esta gente lo defiende todo en nombre de la multiculturalidad. Pero existen muchos hechos que no son fruto de esto, sino de la mala educación o de otros factores. Y que resultan indefendibles. Todo el mundo debe comportarse correctamente, sin que su procedencia tenga nada que ver.

Pero, por suerte, en Cataluña tenemos un político diferente. Un político que se atreve a decir las cosas por su nombre, tal como son. Un político que no se deja vencer por el falso pecado de lo “políticamente incorrecto”. La única alternativa posible.

¿Cuál es su nombre? JOSEP ANGLADA.
¿Cuál es el nombre de su partido? PLATAFORMA POR CATALUÑA.
¿Qué debemos hacer? Votarle todos.

Porque Cataluña se lo merece.
Porque Cataluña ha perdido un prestigio que había costado mucho de obtener, “gracias” al desgobierno de la izquierda.

¡Por nosotros!
¡Por Cataluña!

¡Viva PxC!
¡VIVA ANGLADA!

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