miércoles, 24 de agosto de 2011

¿EN QUIÉN CONFIARÍAIS MÁS?

Si tuvierais que arreglar la instalación eléctrica de vuestra casa, ¿a quién confiaríais esta labor, a un electricista o a un trabajador de banca que no ha hecho nunca bricolaje?

Si estuvierais enfermos, quién preferiríais que os atendiera, ¿un médico o un vendedor de enciclopedias?

Y si quisierais conocer la situación real de la convivencia con la inmigración, ¿a quién preguntaríais, a una persona que hace años que vive en un edificio invadidos por sarracenos o a una persona que vive en un chalet ubicado en una urbanización de alto standing que el moro más cercano que ha visto ha sido cuando ha visto uno por televisión?

Las respuestas a todas estas preguntas parecen lógicas.

Normalmente se pregunta o se confía en la opinión de aquellas personas que más a fondo conocen el tema porque conviven y viven aquellos aspectos durante todo el día, ya sea por motivos laborales, familiares, etc.

Pero en el tema de la inmigración no se pregunta nunca a los más perjudicados. Peor todavía, cuando un afectados explica la situación real, o directamente no se le escucha o no se lo creen o lo insultan tratándolo de… (lo de siempre). Y eso que aquella persona es experta en el tema (a la fuerza, no por gusto).

¡No lo entiendo!

¿Alguien me lo podría explicar?